El lubricante circula por los equipos industriales para garantizar que las piezas móviles de los equipos estén protegidas y sanas. Si el aceite se contamina podría originar fallas catastróficas. La contaminación puede tener su origen en diversas fuentes, desde el manejo y almacenamiento, ventilación deficiente de los depósitos, una dosificación inadecuada del lubricante, el diseño y funcionamiento ineficaz del sistema de filtración, hasta la incompatibilidad de los lubricantes y la presencia de agua, humedad y partículas.
Formas de contaminación por agua
El agua adopta tres formas diferentes en el aceite: agua disuelta, agua emulsionada y agua libre. En el caso del agua disuelta, el aceite tiene apariencia brillante y clara y es difícil de separar. El agua emulsionada aparece en forma de gotas muy pequeñas dispersas en el aceite y puede hacer que su viscosidad aumente. Y, por el contrario, el agua libre se encuentra en forma de gotas grandes que se dispersan con facilidad y es generada por fuentes externas.
De las tres formas, el agua emulsionada y el agua libre son las que más daño pueden causar, ya que pueden acelerar rápidamente el ritmo de oxidación del lubricante, provocando su descomposición. También es frecuente la formación de subproductos ácidos, ya que el agua interactúa con los aditivos del lubricante y los descompone.
Efectos en la salud de la maquinaria y del lubricante
El agua es una de las fuentes de contaminación más comunes y puede tener una serie de efectos negativos sobre los equipos industriales y el rendimiento de los lubricantes. En la medida que los niveles de contaminación se incrementan, se desarrolla una reacción en cadena de desgaste de los componentes y degradación del lubricante. Esto se debe a que la presencia de agua en exceso en el lubricante puede provocar:
- Oxidación del aceite
- Corrosión y desgaste en componentes metálicos
- Agotamiento de aditivos
- Filtros obstruidos
- Crecimiento bacteriano y de hongos
Todos estos problemas pueden afectar la eficiencia operativa y la vida útil del sistema de lubricación y de los equipos, lo que resulta en costosos paros no programados por mantenimiento y pérdida de productividad.
¿Cómo prevenir la contaminación por agua?
Disponer de protocolos adecuados de almacenamiento y manipulación de lubricantes es un primer paso importante para reducir las posibilidades de contaminación por agua. Algunas recomendaciones clave incluyen almacenar los lubricantes en recipientes bien cerrados, en espacios ventilados e idealmente techados y con baja exposición al polvo, exceso de humedad o agua, colocar las etiquetas de los productos visibles para evitar aplicaciones incorrectas y cerrar los tapones inmediatamente después de su uso.
Otra buena práctica de lubricación es utilizar bombas limpias antes de introducirlas en los recipientes, limpiar la zona alrededor de los tapones antes de usarlas y emplear una bomba distinta para cada tipo de lubricante.
Como parte del mantenimiento preventivo, puedes implementar inspecciones rutinarias para identificar las fuentes potenciales de entrada de agua. También puedes apoyarte de programas de análisis de aceite usado para monitorear los niveles de agua presentes y de esta forma puedas asegurarte de que se mantienen por debajo de los límites de saturación permitidos.
Por último, existen servicios especializados que cuentan con equipos que acondicionan el lubricante usado para retirar agua dañina y contaminantes sólidos. Esto te ayudará a cuidar tus equipos y prolongar su salud y vida útil.